21 de julio, 2022 | Artículo
Cada año, los casinos presenciales se vuelven menos populares a medida que más jugadores eligen tirar los dados o girar las tragamonedas en línea. Si bien la tendencia ha estado aumentando durante un tiempo, se aceleró drásticamente por la pandemia del COVID-19, cuando las cuarentenas y otras restricciones redujeron los flujos de ingresos de los casinos físicos a un goteo. En general, los usuarios modernos encuentran que los casinos en línea son más cómodos y convenientes que sus contrapartes tradicionales, y disfrutan especialmente de la increíble variedad de contenido disponible.
Según las previsiones mencionadas en un informe exclusivo de Acumen Research and Consulting, el tamaño del mercado de los juegos de azar en línea alcanzará un valor estimado de US$172 mil millones en 2030, con un crecimiento anual compuesto del 11,6 % debido al aumento en el uso de juegos móviles. Tal dinámica puede ser una consecuencia del avance en el número de operadores en diferentes mercados, porque lanzar un casino en línea es mucho menos costoso que abrir una propiedad de juego presencial. Las plataformas de juego en línea no necesitan una gran cantidad de personal, instalaciones de capital y equipos de juego pesados; sólo tener software de calidad. Con una planificación presupuestaria adecuada, los operadores de casino en línea pueden lograr bajos costos de mantenimiento. Por lo tanto, cada vez más inversores se sumergen en el iGaming, y eso ha estado impulsando este segmento.
Los operadores tienen algunas herramientas a su disposición para escalar sus negocios. Pueden integrar nuevos juegos que se adapten al gusto de su público objetivo, ofrecer bonos y programas de fidelización, expandir sus actividades de marketing y más. Los operadores que hacen un buen uso de estas herramientas a menudo pueden administrar el negocio de manera competitiva.
EL IMPACTO DEL JUEGO EN LA ECONOMÍA
Casi todas las jurisdicciones determinan impuestos sobre el juego a los operadores de casinos. Los Estados usan estos impuestos para financiar programas sociales cruciales. Si bien esto a menudo comienza con los programas de reducción de daños por juego, el proceso no se detiene allí. Las iniciativas deportivas y de salud pública son beneficiarias comunes de los ingresos por impuestos al juego. En muchos países, el iGaming lleva a cabo un aporte sustancial de los ingresos fiscales generales.
Los juegos de azar en línea también tienen otros beneficios económicos. Por ejemplo, con el desarrollo del mercado, aumenta la cantidad de proyectos relacionados: sitios que ofrecen reseñas de juegos de apuestas, nuevas empresas de fintech, agencias de marketing digital, etc. Este proceso impulsa la creación de empleo y más contribuciones fiscales. Así, se produce un efecto dominó con un impacto positivo en la economía global.
Como dijimos antes, se requiere un software de alta calidad para lanzar un proyecto de juego en línea. La mayoría de los operadores no tiene los conocimientos suficientes para desarrollar software de alta calidad, por lo que buscan asesoramiento de ontratistas. Lo mismo ocurre con el alojamiento web, lo que genera más oportunidades de trabajo para ambos segmentos.
El desarrollo de la industria del iGaming está contribuyendo a un cambio en el paradigma económico. Cada año, hay más y más operadores de casinos en línea, especialmente en los mercados emergentes de África, Asia y América Latina. Todos se benefician de esta sinergia: los Estados, las empresas y los consumidores.